viernes, 17 de julio de 2020

Para nuestros abuelos

Me llamo Miguel Ángel Martín y soy profesor en el ALCE de Stuttgart en las aulas de Freiburg, Lahr, Lörrach, Offenburg y Rheinfelden. Llevo seis cursos trabajando en estas aulas con mucha ilusión viendo como mis alumnos van mejorando cada día su lengua materna y aprendiendo aspectos de la cultura española. Desgraciadamente, este es el último curso que estoy en Alemania.

Todo funcionaba bien hasta que en marzo tuvimos que suspender las clases presenciales y nuestros alumnos tuvieron que adaptarse a una nueva situación, una pandemia sin precedentes que nos llevaba a todos a padecer muchas privaciones.
Por suerte, nuestro sistema semipresencial ha sido idóneo para que los alumnos sigan aprendiendo. Se han continuado las tareas en línea y nos hemos puesto en contacto con las familias para seguir avanzando en las clases presenciales mandando tareas. Los profesores del ALCE hemos podido constatar que, a pesar de estas adaptaciones, echábamos de menos el contacto con nuestros alumnos y por eso realizamos un vídeo para saludarlos y motivarlos para seguir adelante con nuestro programa.
También hemos seguido viendo a nuestros alumnos a través de videoconferencias. En ellas he podido conversar con mis alumnos y de esas conversaciones he sacado dos conclusiones principales: los alumnos echan de menos la escuela y el contacto con sus amigos, pero también echan de menos a sus familiares en España que normalmente aprovechan para ver durante las vacaciones. Además, mis alumnos me han trasladado su preocupación porque el COVID19 ha sido bastante severo en España y las medidas de confinamiento han sido bastante más duras. Eran conscientes de que al menos en Alemania podíamos salir a la calle a pasear, cosa que en España no ha sucedido con sus primos y otros familiares. También cabe decir que la pandemia se ha cebado con las personas mayores, algunos de mis alumnos han perdido a sus abuelos y no se han podido despedir de ellos. Es por ello que me veía en la obligación de hacer algo.
Cuando me planteé realizar este vídeo, pensé en que fuera solamente un saludo a las abuelas y abuelos, de la misma manera que los profesores del ALCE de Stuttgart saludamos a nuestros alumnos en el vídeo antes mencionado. Más adelante pensé que sería importante tratar otros aspectos y pensé en hacer un reportaje acerca de la visión de nuestros pequeños sobre sus abuelos. Qué importancia tienen para ellos, qué es lo que suelen hacer cuando están con ellos, qué es lo que les dicen los abuelos cuando hace tiempo que no los ven, qué comidas les preparan… Seguro que se podrían haber tratado más aspectos, pero entonces habría quedado un vídeo un poco largo. Siguiendo la máxima de Baltasar Gracián, lo bueno si breve, dos veces bueno, me puse en contacto con las familias y animé a que grabaran a sus hijos y me autorizaran a publicar el vídeo. Al principio no participaban mucho. Con el tema de la pandemia los padres estaban muy atareados haciendo de padres y de maestros en casa, pero finalmente se animaron algunos más y decidí echar adelante el proyecto. Como el curso ya estaba acabando y yo estaba muy atareado con los preparativos de mi marcha de Alemania y todo lo que conlleva para un docente el final de un curso, decidí pedir ayuda de un profesional del audiovisual, mi amigo Enric Martí que ha sido quien ha editado el vídeo a quien agradezco sus horas de trabajo.
Lo cierto es que este vídeo ha conseguido emocionar a nuestros abuelos de habla hispana, no solo de España sino de América también. De alguna manera ha acercado más a familias que durante mucho tiempo no se pueden ver.
Desde aquí quiero agradecer a todos los participantes de este proyecto. A mis compañeros del ALCE que me han ayudado a superar estos momentos de soledad durante la pandemia y me han inspirado a realizar este vídeo, al personal de la Consejería que en los cursos que organizan nos animan a realizar material audiovisual y también nos publican todo aquello que realizamos, a los padres y madres que han hecho el esfuerzo de grabar a sus hijos a pesar de que algunos de ellos tuvieran vergüenza o un poco de pereza. A los niños que se han expresado con desparpajo y han sido muy naturales y espontáneos. Creo que los adultos no habríamos hecho un trabajo mejor. Quiero dar las gracias en especial a mi alumna Carmen Lobo de Lörrach ,que por iniciativa propia decidió aprenderse El gato montés de Manuel Penella y que tocó de manera magistral con su violonchelo.
Deseo que toda esta situación se acabe y que volvamos a la normalidad muy pronto. Espero seguir recibiendo noticias de Alemania desde Cataluña donde voy a seguir haciendo de docente.


Miguel A. Martín
ALCE de Stuttgart