lunes, 28 de octubre de 2019

"La producción oral en el aula" - un taller de Jorge Martín en Finlandia y Suecia.


Mi nombre es Jorge Martín y soy el encargado de Relaciones Internacionales en la Academia Mester de Salamanca. Será un verdadero placer asistir a las próximas jornadas del español que se celebrarán en noviembre y presentar uno de los talleres, el cual versará sobre la producción oral en el aula. 

Aprender una nueva lengua constituye un todo que debemos ir completando poco a poco. Son muchos los aspectos que influyen en dicha construcción, siendo la expresión oral uno de los más importantes, si no el que más.  

No se trata únicamente de conocer la teoría, de respetar las reglas, sino de que el alumno sea capaz de ponerlas en funcionamiento de manera coherente dentro de un contexto real.

Por eso, día a día, e independientemente del nivel tratado en clase, el profesor se encuentra frente al gran reto de fomentar la comunicación verbal en el aula. Son muchos los factores que pueden obstaculizar dicha tarea, ya sea el carácter del alumnado, los temas elegidos para la explotación oral, o el mismo miedo escénico que a menudo afecta a los estudiantes.

De ahí que sea vital elegir el punto de partida perfecto, para promover así una interacción oral lo más productiva posible. Debemos crear en el aula la atmósfera adecuada para que hablar en clase resulte algo natural, algo que el alumno disfrute y en lo que colabore de manera activa sin miedo a ser observado o juzgado. Para ello deberemos tener en cuenta nuestro rol como profesor, donde además de dirigir la actividad, deberemos tomar parte real en ella, estimulando y promoviendo el espíritu de participación que la interacción oral requiere.

No se trata de imponer los objetivos, sino más bien de plantearlos. Tampoco de preguntar de manera directa, sino de sugerir e invitar al estudiante a participar. Quizás la clave resida en utilizar la empatía, esa cualidad por la cual debemos ponernos en el lugar del alumno y entender qué es lo que espera de cada actividad. Debemos entender que nosotros nos somos el fin u objetivo de la clase, sino el transmisor que debe hacer llegar dichos objetivos al estudiante.   

Por ello, y antes de nada, debemos conocer al estudiante, ofrecerle el tópico apropiado que sea capaz de centrar su atención, de invitarle a participar, a compartir sus ideas, a verbalizar su realidad interna, … Debemos encontrar ese lugar común que represente el punto de partida del debate, del intercambio activo de pareceres. 

Entre las muchas opciones existentes, siempre he defendido el uso de la imagen en el aula. Elegir la imagen correcta puede abrirnos todo un mundo de posibilidades, puede ser el origen de las más apasionantes exposiciones orales dentro de clase. Solemos decir que “una imagen vale más que mil palabras”. Bueno, pues démosle “la vuelta a la tortilla” y hagamos que sea la imagen la que provoque esas mil palabras.

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