Mi nombre
es Jorge Martín y soy el encargado de Relaciones Internacionales en la Academia
Mester de Salamanca. También imparto clases sobre la utilización de las TICs de
cara a la creación de materiales en la clase de español para todos aquellos
profesores de ELE que visitan nuestra escuela. Estaré encantado de mostraros un
poquito de todo esto durante las jornadas que se celebrarán el próximo 10 de
mayo en Hamburgo, donde tendré la oportunidad de impartir un taller sobre la
producción oral en el aula.
Aprender
una nueva lengua constituye un todo que debemos ir completando poco a poco. Son
muchos los aspectos que influyen en dicha construcción, siendo la expresión
oral uno de los más importantes.
No se
trata únicamente de conocer la teoría, de respetar las reglas, sino de que el
alumno sea capaz de ponerlas en funcionamiento de manera coherente dentro de un
contexto real.
Por eso,
día a día, e independientemente del nivel tratado en clase, el profesor se
encuentra frente al gran reto de fomentar la comunicación verbal en el aula.
Son muchos los factores que pueden obstaculizar dicha tarea, ya sea el carácter
del alumnado, los temas elegidos para la explotación oral, o el mismo miedo
escénico que a menudo afecta a los estudiantes. De ahí que sea vital elegir el
punto de partida perfecto, para promover así una interacción oral lo más
productiva posible.
Por ello
y, antes de nada, debemos conocer al estudiante, ofrecerle el tópico apropiado
que sea capaz de centrar su atención, de invitarle a participar, a compartir
sus ideas, a verbalizar lo que lleva dentro, … Debemos encontrar ese lugar
común que conduzca al debate, al intercambio activo y productivo de
pareceres.
Entre las
muchas opciones existentes, siempre he tenido debilidad por el uso de la imagen
en el aula. Elegir la imagen correcta puede abrirnos todo un mundo de
posibilidades, puede ser el origen de las más apasionantes exposiciones orales
dentro de clase. Solemos decir que “una imagen vale más que mil palabras”.
Bueno, pues démosle “la vuelta a la tortilla” y hagamos que sea la imagen la
que provoque esas mil palabras.
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