Mi nombre es
Jorge Martín y soy el encargado de Relaciones Internacionales en la Academia
Mester de Salamanca. Será un verdadero placer asistir a las jornadas que se
celebrarán el próximo 23 de noviembre en Berlín y presentar uno de los
talleres, el cual versará sobre la producción oral en el aula.
Aprender una
nueva lengua constituye un todo que debemos ir completando poco a poco. Son
muchos los aspectos que influyen en dicha construcción, siendo la expresión
oral uno de los más importantes.
No se trata
únicamente de conocer la teoría, de respetar las reglas, sino de que el alumno
sea capaz de ponerlas en funcionamiento de manera coherente dentro de un
contexto real.
Por eso, día
a día, e independientemente del nivel tratado en clase, el profesor se encuentra
frente al gran reto de fomentar la comunicación verbal en el aula. Son muchos
los factores que pueden obstaculizar dicha tarea, ya sea el carácter del
alumnado, los temas elegidos para la explotación oral, o el mismo miedo escénico
que a menudo afecta a los estudiantes. De ahí que sea vital elegir el punto de
partida perfecto, para promover así una interacción oral lo más productiva
posible.
Por ello y, antes
de nada, debemos conocer al estudiante, ofrecerle el tópico apropiado que sea
capaz de centrar su atención, de invitarle a participar, a compartir sus ideas,
a verbalizar su experiencia, … Debemos encontrar ese lugar común que represente
el punto de partida del debate, del intercambio activo de pareceres.
Entre las
muchas opciones existentes, siempre he defendido el uso de la imagen en el
aula. Elegir la imagen correcta puede abrirnos todo un mundo de posibilidades,
puede ser el origen de las más apasionantes exposiciones orales dentro de
clase. Solemos decir que “una imagen vale más que mil palabras”. Bueno, pues
démosle “la vuelta a la tortilla” y hagamos que sea la imagen la que provoque
esas mil palabras.
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