martes, 21 de enero de 2020

Un auxiliar en Sajonia y sus recursos alternativos a la digitalización


Antes de que diera comienzo mi labor como auxiliar de conversación en Alemania, jamás habría pensado que aquí podría llegar a experimentarse la misma sensación que en otros países menos afortunados donde aún en el siglo XXI carecen de acceso a internet. Fue por tanto grande la sorpresa que me llevé en un centro situado en una pequeña comuna de provincia sin acceso a internet. Se me plantearon por ello dificultades para la docencia y me vi obligado a un profundo cambio de mentalidad.
Esa era la situación, pero dicen que las dificultades aguzan el ingenio. Un día en el aula, tras una aburrida sesión de ejercicios sobre pronombres posesivos, los alumnos me pidieron jugar a su juego de cartas favorito, que en España conocemos como “Los hombres lobo de Castronegro”. Yo ya conocía ese juego de cartas, y se me ocurrió que tal vez un juego podía motivar a mis alumnos y ayudarme a enseñarles algo sobre la lengua y cultura de mi país, paliando al mismo tiempo la falta de recursos digitales. Ya por la tarde y con ayuda de algunas cartulinas, un lápiz, unas tijeras e imaginación, diseñé una nueva versión del juego a la que bauticé como “Érase una vez en Castilla”, con instrucciones tanto en español como en alemán, y en la que los personajes representaban figuras populares del presente en España. Los alumnos quedaron fascinados al conocer figuras tan poco comunes en su país como la Celestina, la Vieja al visillo o el Guardia Civil. Todos deseaban saber qué representaba cada una de ellas y qué rol desempeñaba en el juego.
En resumen, jugamos, hablamos español y reímos. Fue una “gamificación analógica” forzada por la situación, pero mis alumnos siguen pidiéndome cada semana jugar a su juego favorito, “Érase una vez en Castilla”.
Alejandro Ureña


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