Algo que nos ha ayudado mucho para que no decaiga el ánimo, así como para activarnos en las sesiones y mantener el interés por seguir aprendiendo y estar conectados con el resto, ha sido la introducción de la gamificación en el “aula” y el componente lúdico como parte del proceso de aprendizaje.
Los primeros cinco minutos de clase solemos servinos de herramientas tales como Quizlet y jugar un par de partidas en las que “competimos” por ver quién responde las preguntas más rápido; vamos alternando repaso de vocabulario y los temas que tratamos posteriormente en la clase.
Este chute de energía hace que los alumnos quieran verse posicionados en lo alto del pódium y para ello saben que la única opción es seguir las clases atentamente y repasar la materia. Inconscientemente van mejorando, recordando y aprendiendo. Quizás no estamos juntos físicamente, pero teniendo una actitud positiva nada podrá con nosotros y con nuestras ganas de seguir mejorando y aprendiendo unos de otros.
Lara Calatayud
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